Friday, January 29, 2016

CUADERNOS DE JOHN ADAMS, No. 29

AM | @agumack

"Checks and balances are our only security" — John Adams

[1] De hiperinflación a deflación. Zimbabwe pasa de la hiper-inflación a la ... deflación. En 2008 el Reserve Bank of Zimbabwe llegó a imprimir un billete de cien trillion dollars. Un huevo de gallina llegó a costar mil millones de dólares (*). Pero ahora, tras la dolarización forzosa, la apreciación universal del greenback lleva al país a la deflación (IPC 2015: -2%). El proceso es así: (1) la mano de obra se encarece, pero el descalabro institucional mantiene elevadísimo el costo del capital; (2) se deteriora la competitividad, aumentan las quiebras privadas, cae la recaudación; (3) llega la crisis fiscal. Es lo que pasó en la Argentina entre 1989 (hiperinflación) y 2001 (deflación). Dolarizar es muy lindo—salvo cuando el dólar vuela. Ecuador lo está sufriendo ahora mismo. La conclusión es que no hay política anti-inflacionaria exitosa (a mediano plazo) sin un mínimo nivel de independencia judicial, libertad de prensa, y —en consecuencia— bajos niveles de corrupción. Dicho sea de paso, es así como Hong-Kong 'zafó' del ataque a las cajas de conversión en 2001.

(*) Andrew England: "Zimbabwe swaps hyperinflation for deflation with use of US dollar", Financial Times, 26 de enero de 2016. Disclaimer: en 1999 me sedujo brevemente la idea de dolarización; afortunadamente, mi entusiasmo duró poco tiempo.
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[2] Suiza. Varios cantones suizos piden a los contribuyentes que no se apuren en pagar sus impuestos. ¿La razón? Las tasas de interés negativas de los bancos perjudican a las tesorerías regionales (*). Visto desde la Argentina, es el mundo al revés: ciudadanos apurados en pagar impuestos; una administración sin problemas fiscales; un costo del capital mínimo. La receta de este fenomenal éxito es conocida—contrapesos institucionales [ver]. Tuve el placer de trabajar varios años en un banco de inversión en Buenos Aires; cada vez que los clientes se entusiasmaban con una suba en el precio de los bonos locales, el jefe de mesa avisaba, con toda la razón del mundo: ¡ESTO NO ES SUIZA!

(*) Ralph Atkins: "Swiss canton tells taxpayers to delay settling bills", Financial Times, 11 de enero de 2016. ¿Cómo no recordar a Borges? [ver].
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[3] Índice de 'Rule of Law'. Continúa el festival de índices de gobernanza. El World Justice Project publica el Rule of Law Index 2015 (*). "Effective rule of law reduces corruption, combats poverty and disease, and protects people from injustices large and small [...] the law imposes limits on the exercise of power by the state and its agents, as well as individuals and private entities." Límites al ejercicio del poder: ahí está la clave. Seguramente volveré sobre este índice con más tiempo. Pero basta una rápida mirada a los top-ten para comprobar el íntimo vínculo entre rule of law (o estado de derecho) y contrapesos institucionales: 1. Dinamarca; 2. Suecia; 3. Noruega; 4. Finlandia; 5. Países Bajos; 6. Nueva Zelanda; 7. Austria; 8. Alemania; 9. Singapur; 10. Australia. Como es habitual, Europa lidera.

(*) World Justice Project: Rule of Law Index 2015.
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